Don Artemio es un hombre nacido y criado en la pampa salitrera. Vino al mundo con las primeras luces del siglo XX en la antigua oficina Ausonia (ubicada en el antiguo Cantón Central, al noreste de Antofagasta).
La historia cuenta que su padre, Olegario – quien llegó pequeño enganchado desde la zona central – llevaba algún tiempo trabajando en la Administración de la oficina. Cierto día, en una visita a la pulpería conoció a Ernestina, hija de Abelardo Quezada y Quiñones, pulpero de Ausonia y que desde que llegó de España y al igual que muchos de sus compatriotas, se había dedicado al comercio en distintas oficinas salitreras.
Después de un noviazgo de algunos meses, la feliz pareja contrajo matrimonio. Artemio fue el primero de tres hijos, le seguirían Isidoro y Eloísa, todos nacidos en Ausonia.
La infancia de Artemio y sus hermanos no fue distinta a la de muchos niños. Las polvorientas calles de tierra eran el lugar elegido para los juegos. Y para que hablar de ese enorme patio trasero que era la pampa. Entre los juegos favoritos se encontraban, además de las tradicionales bolitas y trompos; camiones hechos con tarros de lata, carritos de alambre, entre otros.
Sin embargo, Artemio fue un afortunado, ya que debido a la escases económica y las difíciles condiciones de vida, era muy común en esos años que niños de corta edad trabajaran en las faenas salitrera, ya sea como destazadores (1), loncheros (2), matasapos (3) o patizorros, iniciando así una vida marcada por el trabajo.
Posteriormente y en plena adolescencia, Artemio tuvo la suerte de viajar a estudiar a la ciudad: Antofagasta, donde termina la secundaria para continuar en la Escuela Industrial del Salitre – conocida después como Escuela de Minas de Antofagasta –, regresando a la pampa salitrera, esta vez a la Oficina Francisco Puelma (ex Carmen Alto).
Hacia 1921 se genera una fuerte crisis económica y social producto dela competencia del salitre sintético, lo que hace que muchas oficinas, tanto en la provincia de Tarapacá como Antofagasta, tengan que cerrar. Esto llevaría a Artemio en un periplo por diversas oficinas, entre las que se encuentran: Araucana, Bonasort, Arturo Prat y y Chacabuco.
Durante la década del 30’, Artemio se instala por un tiempo con su familia en el poblado de Pampa Unión – pueblo creado por el doctor Lautaro Ponce Arellano -, iniciando una sociedad dedicada al comercio, administrando dos establecimientos: una paquetería y una panadería, ambas ubicadas en calle Sotomayor, frente a la estación.
Después de formar una familia y trabajar toda su vida en la pampa salitrera, don Artemio ha dedicado su tiempo a promover la cultura pampina salitrera, contando cientos de historias a todo aquel que quiera escucharlo.